lunes, 6 de diciembre de 2010

Críticos y críticas


                          
                          Términos. "Absorción discursiva validante". imagen digital, 2006


Leo con cierta regularidad Salonkritik, una interesante revista de crítica artística y cultural on line, iniciada por el recientemente fallecido Jose Luis Brea. En palabras de su actual Directora editorial, Maria Virginia Jaua : persigue suscitar y hacer productivos la crítica y el análisis de las diferentes disciplinas que, asociadas,conforman la cultura. Entre los diversos trabajos que en esta publicación abordan asuntos de esta naturaleza existen unos de indudable interés que se alternan con otros, obtenidos a veces de diversos medios, en los que la pedantería y el inútil engolamiento expresivo de sus autores desvirtúan, a mi modo de ver, el contenido de sus argumentos. Suelen éstos abordar temas de actualidad como es el caso de la reciente y controvertida carta del artista Santiago Sierra rechazando el Premio Nacional de Artes Plásticas y son una elocuente muestra de la irónica veracidad con la que el escritor Félix de Azúa (Barcelona 1944) define a los críticos en su brillante Diccionario de las Artes (Editorial Planeta 1995) : "Crítico. (...) El crítico, a diferencia del sabio que lo sabe todo y del profesor que sabe algo, no sabe absolutamente nada, pero está informado.(...). El crítico, uno de los pilares del periodismo, es el sustentador de la nada cotidiana, la cual, de no ser por el crítico y los periodistas, tendría dificultades para ser percibida. El crítico es una criatura del nihilismo, con mando en el mantenimiento de la nada. Es uno de los mayores fabricantes de nada en una sociedad con un insaciable apetito de naderías.(...)"

A modo de ejemplo de la antedicha veracidad de tales afirmaciones me permito seleccionar en esta entrada algunos párrafos del artículo que acerca de la la tan traída y llevada negativa de Santiago Sierra, publica Javier González Panizo bajo el título : Decir no. Políticas de la Resistencia/Políticas del Silencio del mes de noviembre del presente año. Con ánimo de no ser injusto y excesivamente parcial en esta peligrosa práctica de copiar y pegar, incluyo el enlace del texto para que el posible y esforzado lector de esta entrada pueda leerlo en su totalidad y juzgar por sí mismo: http://salonkritik.net



(...) Si bien es cierto que las consecuencias del giro hermenéutico se pueden traducir en una nueva episteme que queda conformada como producción social de juegos de lenguaje, ni Habermas ni Wittgenstein, por citar dos posiciones que nada tienen que ver entre sí pero que apuntan a unas mismas soluciones, reducen la multiplicidad de juegos de lenguaje a meros efectos de repetición. Y es que una crítica nominal de la significación que de verdad apueste por una reorganización de la racionalidad no puede, ni debe, zanjar el tema de la verdad reduciéndolo a un efecto material en el núcleo de la significatividad, sino que ha de transigir con él a la hora de hacer de él el centro, si se quiere innominal y descentrado, de cualesquiera juegos de lenguaje.(...)

(...)Como bien sostiene Nelly Richard “ya no es posible creer en la fusión emancipatoria arte/vida que perseguía la vanguardia, porque la “transformación de la sociedad en imagen” (Jameson) ha producido el simulacro banal de una estetización difusa del cotidiano que entrega lo social a las tecnologías mediáticas de la publicidad y el diseño”
Lo que estas palabras vienen a decir es que esta transbanalizacion de los mundos de vida vía una edulcorada estetización de la vida cotidiana tiene como efecto la desactivación de cualquier discurso dentro de la esfera pública ya que, queramos o no, el NO nos está prohibido: no hay manera de decir NO –o no hay alternativa al capitalismo(...)

Para rizar el rizo y con referencia a un artículo de la citada Directora editorial de Salonkritik ,Maria Virginia Jaua, al que remite el autor de estos párrafos, incluyo a continuación uno de los comentarios a dicho artículo el nombre de cuyo autor figura en el mismo:

Desde un análisis tan pormenorizado como el tuyo, María Virginia, hay consecuencias que a mi modo de ver no se han sopesado conceptualmente de manera suficiente. Estas podrían centrarse en preguntas como estas -de un texto mío-: "¿Cómo desmontar la retórica de lo radical en el objeto fascista de la representación? ¿Cómo re-dirigir un discurso que se valide, pero que a la vez no se pierda en la absorción discursiva validante de la estrategia retórica para lo radical? ¿Desde dónde operar para establecerse en una distancia crítica necesaria con el fin de recuperar a la imagen como desplazamiento estratégico a la banalización encubridora e inmovilizante?" comentario de: Guillermo Yáñez Tapia

Lamento decirlo pero pertenezco a esa clase de lectores que al enfrentarse a frases como la que en el parrafo anterior, se refieren a "cómo re-dirigir un discurso que se valide, pero que a la vez no se pierda en la absorción discursiva validante de la estrategia retórica para lo radical", pierden todo interés en seguir leyendo.
Por otro lado y en función de mi declarado y demostrado interés por los diccionarios, me propongo seguir con reseñas del anteriormente citado Diccionario de las Artes  de Félix de Azúa, cuyo lenguaje , inteligencia, brillantez y afinado sentido del humor hacen de él una obra altamente recomendable. Recomendación que reitero en esta frase final. Vale.

No hay comentarios: