Volviendo a mirar la foto de Margarita vestida de soubrette considero
cuán grande hubiera sido su sorpresa al conocer que un siglo y pico
después de que se hiciera retratar con tan luminosa sonrisa, su
imagen saliera del recinto familiar para abrirse a la mirada de tantos.
Imagino cómo sería posible explicarle a Margarita qué diantres es
Internet, cómo una foto en papel que ella pegó cuidadosamente en
un álbum familiar, puede llegar a "sufrir" una transubstanciación que
le permitría atravesar el tiempo y el espacio. Imagino a Margarita
frente al pelotón de fusilamiento en 1937, simplemente por el hecho
de haber tomado el hábito, y encomendando su alma al
Todopoderoso sin llegar a sospechar que parte de su alma había
quedado impresa en el espacio cibernético, sujetando su violín e
Margarita en el sofá
Margarita en Aranjuez 1913. La violinista
Aranjuez 1913. Margarita y Amalia, el dúo de violín y piano