martes, 9 de marzo de 2010

En septiembre pasado estuvimos, una vez más,en La Milagrosa con los Irazu Cavestany.Se trata de una hermosa chacra en Puerto Panal, cerca de Zárate, que Margarita Cavestany cuida como a la niña de sus ojos. Entre los muchos privilegios que proporciona un fin de semana en este lugar se cuentan los asados cuidadosamente atendidos por Jorge Irazu, las cabalgadas hasta las orillas del Paraná Chico,los paseos por el bañado, las veladas familiares con viejos álbumes de fotos y el silencio de las noches estrelladas en los que se puede contemplar los luminosos destellos de La Cruz de Sur.
Pero en esta última ocasión pude añadir a dichos placeres el inesperado descubrimiento de dos testimonios que no dudo en considerar documentos de incalculable valor.
Un vecino de Margarita, el arquitecto Pedro Bonta, nos invitó a conocer su casa, situada a poca distancia de La Milagrosa, mostrándonos con atenta hospitalidad los diversos espacios y los interesantes objetos que ha ido coleccionando en esta casa solar. Entre las diversos piezas de arte y diseño que nos iba mostrando el arquitecto me llamó la atención una enorme piedra situada al pie de la escalera que lleva a la segunda planta. Observando mi sorpresa, Bonta me explicó que se trataba de una peña viva perteneciente, al parecer, a la cultura de los antiguos aborígenes de Argentina, mapuches o querandíes. Frente a la roca anclada en el piso, Bonta había colgado en la pared la fotografía de una pareja de aborígenes junto al objeto sagrado.
No era el momento de entrar en controversias con tan amable anfitrión pero quedé absolutamente convencido de que la fotografía y el pedrejón no eran sino el testimonio de la presencia pordicea, y por lo tanto oparvorula, en el Rio de la Plata siendo, sin ninguna duda, el monolito, un hermoso ejemplar de piedra cipolina de las mismas caractrísticas de aquella con la que se había llevado a cabo la construcción de la Gran Musaka, descubierta en la segunda expedicion de Doña Homola de Cuvier. Evité, como es natural, cualquier tipo de discusión con el arquitecto acerca del origen de la piedra ollar al tiempo que le pedía permiso para fotografiar ambos objetos, que incluyo en esta entrada.
Volvimos a La Milagrosa y durante el trayecto le hice saber a Margarita el verdadero origen de valioso documento que su amigo guardaba en casa.
No se trata de ignorar los testimonios que ellos muestran con legítimo orgullo y creen ser propios de la cultura aborigen de Argentina.
Pero conviene adecuarse a la verdad histórica.
Luego, cada uno que crea lo que quiera.

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