viernes, 13 de agosto de 2010

Relatos de verano. ER se enfrenta con los dioses

El combate entre Wotan y ER en la confluencia del Rhin y el Nahe.
(se sugiere pinchar sobre la imagen para obtener ampliación y detalles)



Luciano Neroni en el papel de Wotan/Odin



El Efecto Retroactivo, como ente ubicuo, polisémico,sin principio ni fin,sin pies ni cabeza, como imponderable que se cierne sobre la Humanidad, no estuvo nunca dispuesto a tolerar que ninguna clase de divinidad ocupase su lugar a los ojos de cultura humana alguna, por secular que ésta fuera.
Ya desde los tiempos en los que un equipo de hagiógrafos, escribas y algunos fariseos pendolistas, dedicados a I+D+I,se entregaban a la ardua tarea de poner por escrito la historia del género humano por encargo del Señor, ER tuvo algunos enfrentamientos con Yavé-Elohím. ER reprochaba a este dios su tardanza en proveer a La Tierra de arbustos y de campos germinados de hierbas lo que mantenía a este planeta con el aspecto de un erial del que ningún vapor acuoso ascendía a los cielos para bajar luego en forma de lluvia. Tras algunos intercambios verbales, no siempre correctos, con ER y pesaroso por este imperdonable olvido, Yavé- Elhoím se las arregló para plantar un jardín en Edén, al oriente,y allí puso toda clase de árboles hermosos a la vista cuyos frutos eran sabrosos al paladar.(Génesis 2,3).
ER quedó luego satisfecho al comprobar esta obra de Yavé-Elhoím pero nunca llegó a explicarse porqué se le ocurrió a continuación a este dios,la idea de formar un ser al que llamó hombre,con un material como la arcilla, barro colorado de untuosa textura, utilizar una costilla (sic.) de este hombre para fabricar otro ser que fue llamado mujer, instalarlos en aquel hermoso lugar lleno de árboles frutales y expulsarlos luego por el simple hecho de comer manzanas.
No hay mucho que esperar acerca del sentido común de esta divinidad, pensó ER, se comporta de manera incomprensible.
De esta forma sus relaciónes con Yavé-Elhoím nunca fueron demasiado buenas pues las ocurrencias de este Señor con respecto a lo que luego se denominó género humano, siempre se le antojaron arbitrarias y caprichosas.
Sin embargo con Odin, un dios mucho más septentrional y razonable aunque no exento de algunos accesos ocasionales de ira, las cosas empezaron de forma más cordial. El Odin joven que conoció ER no era por aquel entonces el atrabiliario personaje con un solo ojo y armado con lanza y cuchillejas que presentan las mitologías germánica y escandinava sino un atleta de esbeltas proporciones, parejas con el ideal helenístico.
La relación se estableció pues, al principio, de manera muy razonable pues ER vio en Odin a un dios sensato sin la magalómana manía de crear el mundo aunque con el mismo empeño de formar al primer hombre y a la primera mujer a sabiendas de los problemas que su radical incompatibilidad iba a originar a posteriori.
ER estaba, en aquelos días, habituado al trato con los dioses griegos, en especial con Zeus, y con sus hermanos Poseidón, Hades, Hestia, Démeter y Hera que, como buenos hermanos, se habían repartido el mundo. Había estado ER en varias ocasiones en el predio de Zeus en Tesalia donde recibió siempre un trato especial como invitado de excepción y había disfrutado igualmente de la hospitalidad submarina de Poseidón en sus espléndidas instalaciones dedicadas a la talasoterapia sostenible.
Recordando la amabilidad y el espontáneo carácter mediterráneo de estas divinidades, ER empezó, al poco tiempo, a descubrir en Odin algunas manías insoportables tales como pretender que su poder estaba por encima del de todos los demás dioses con lo que éstos debían servirle y obedecerle sin objeciones. Esta cuestión originó una primera y agria discusión al comprobar ER que Odin no estaba dispuesto a ceder un ápice en lo que consideraba sus prerrogativas.
La cosa llegó a mayores cuando este dios, que en su jardín de Asgaard utilizaba tan sólo doce nombres distintos (lo que para un dios nórdico no resultaba excesivo), decidió un buen día ostentar nada menos que quinientos nueve y recitarlos todos en presencia de ER al que exigió silencio absoluto durante tan interminable enumeración. Empezó Odin a autodenominarse Alfardir, Bileygr ( aludiendo a su único ojo), Bruni (de su tez morena), Bölverkr (fabricante de desgracias), Farmagud (encargado de la carga y descarga en los muelles del Valhala), Fengr, Fimbulthur, Fimbultyr, Fjölsvidr, Fraridr, Gautatyr, Geirlödnir,Hangagud (de los colgados), Haptagud (que paraliza los ejércitos) y así varios cientos más hasta llegar a Wotan habiendo agotado la proverbial paciencia de ER.
Nuestro imponderable y ubicuo ente se impuso entonces el sagrado deber de impedir esta divina pedantería enfrentándose en singular combate a Odin/Wotan o como diablos quisiera llamarse en ese momento, y se decidió a desafiar a este ridículo hierofante en la confluencia del Rhin y el Nahe, cerca de Bingen, tal y como está indicado en el dibujo.
La discreción y el deseo de no violentar las mitologías me obligan a silenciar el nombre del vencedor de este ciclópeo combate.

PS. No he podido obtener el la red, pese a la generosa aportación de Google,la vera imagen de Wotan/Odin de manera que ruego queden satisfechos con la de este italiano disfrazado. Es lo que hay.

4 comentarios:

Helena D. dijo...

Verdaderamente este es un dibujo fantástico, en la línea del que ya publicó sobre la playa de San Sebastián. Veo, al ampliarlo, que está numerado, 35, en el costado inferior derecho. Estaría bien que nos los enseñara todos. No sé si esos dibujos estarán realizados en directo o toma usted modelo de fotografías. También creo que son lápices grasos, aguadas de acuarela y tintas. Merecería la pena verlos en un libro acompañados de textos poéticos o ilustrando un relato épico, o simplemente solos, con su descripción de procedimiento y título, son realmente interesantes.
Le animo a hacerlo, con mi admiración y respeto, porque aunque no está mal este medio en el que nos comunicamos, no sé, el papel lo hace todo más tangible y se captan mejor las sutilezas, tantas en sus trabajos, según he podido observar.

Enrius dijo...

Efectivamente, Helena D.,merecería la pena ver estos dibujos en un libro lo cual ya está hecho, como usted seguramente supone.
Otra cosa es encontrar el editor adecuado lo cual no resulta nada fácil. Se trata de un libro raro (lo que añade dificultades a su publicación),cuyos textos están escritos a mano(seguro que ya lo sospecha usted) y que totaliza 39 historias con sus correspondientes dibujos en la primera parte titulada Los Escenarios y 25 dibujos más en la segunda parte titulada Teoría de la Retroactividad.
Veo que es usted entendida en asuntos gráficos al mencionar las técnicas con las que advierte, está compuesto el dibujo cuyo asunto, aunque realizado en directo, como usted dice, no está evidentemente tomado del natural al no encontrarme yo presente en el momento de celebrarse el combate que representa.
Agradezco sus amables comentarios y si conoce usted algún editor dispuesto a correr los riesgos que conlleva la publicación de esta rareza, no dude en comunicármelo.
Vale.

Helena D. dijo...

Qué gracioso, me refería a si había realizado el paisaje en directo sabiendo que el resto de la composición era de su invención, claro está.
No conozco a ningún editor, pero me cuesta creer que un trabajo así sea dificultoso editarlo.
Soy aficionada al dibujo de campo, nada más. Yo también utilizo lápices grasos para reforzar los fondos que previamente he diseñado con tintas o acuarela. Pero me daría vergüenza compararlos con los suyos y no hay por qué.
¿No podríamos ver más dibujos de esa serie?
Gracias.

Enrius dijo...

Atendiendo a sus deseos,Helena D., queda publicada la historia de Mirentxu Ugartebide y el patrón de la trainera Amalasunta en su encuentro con ER.
Espero que también le guste.
Topa! maitagarri andre.