sábado, 28 de agosto de 2010

Max Aub. Crímenes Ejemplares





Este es para mí un verano de relecturas, imposible escribir sin leer, aunque mis lecturas sigan siendo tan desordenadas y carentes de método, como de costumbre.
Vuelve de esta manera a caer en mis manos un viejo conocido, Max Aub, Paris 1903, ciudad de México 1972 y de este mismo año es la edición de sus "Crímenes Ejemplares" que de tal manera me sorprendió en aquellos años.
Pensaba dedicar un comentario a este breve compendio de confesiones criminales, muchas de las cuales son de tal actualidad que parecen escritas ahora mismo, cuando las noticias de los asesinatos en México, por ejemplo, vuelcan rios de sangre a diario sobre la bandeja del desayuno o la pantalla del ordenador.
Inútil comentario pues las palabras de Max Aub serán siempre más eficaces que las mías.
Las transcribo entonces, y a continuación las de los asesinos confesos pero digo que nunca como en esta ocasión  he comprobado la  forzosa renuncia que supone toda elección.


He aquí material de primera mano. Pasó de la boca al papel rozando el oído. Confesiones sin cuento: de plano, de canto, directas, sin más deseos que explicar el arrebato. Recogidas en España, en Francia y en México a través de más de veinte años, no iba- ahora- a aderezarlas : razón de su vulgaridad.(...)
Por otra parte se parecen. ¿A quién extrañará?. Un siciliano, un albanés mata por lo mismo que un dinamarqués, un noruego o un guatemalteco.(...)

                                                                       *
                                                                     
Hablaba y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga a hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño : que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar : se le reventaron las palabras por dentro.
                                                                         *
                                                               
ERRATA
Donde dice :
La maté porque era mía.
Debe decir :
La maté porque no era mía.

                                                                        *

¡Si el gol esataba hecho! No había mas que empujar el balón, con el portero descolocado...¡ Y lo envió por encima del larguero! ¡ Y aquel gol era decisivo ! Les dábamos en toditita la madre a esos chingones de la Nopalera. Si de la patada que le di se fue al otro mundo, que aprenda allí a chutar como Dios manda.                             
        
                                                                        *                                                          
Lo maté porque no pensaba como yo.


                                                                        *

Me debía ese dinero. Prometíó pagármelo hace dos meses, la semana pasada , ayer. De eso dependía que llevara a Irene a Alicante, sólo ahí podía acostarme con ella. Se lo había prestado para dos días, sólo para dos días...             

                                                                     *

Era imbécil. Le di y expliqué la dirección tres veces, con toda claridad. Era sencillísimo : no tenía sino cruzar la Reforma a la altura de la quinta cuadra. Y las tres veces se embrolló al repetirla. Le hice un plano clarísimo. Se me quedó mirando, interrogante:
- Pos no sé...
Y se alzó de hombros. Había para matarlo. Lo hice. Si lo siento o no, es otro problema.
                                                                    
                                                                      *

Mire, señor, no vaya a ir en contra de mis ideas. No lo tolero. Yo acepto las suyas : para usted. Se las queda, las mastica, las digiere, las expulsa si a tanto le lleva su gusto. En general, los hombres desde hace un par y pico de siglos creen que son lo mejor de la humanidad. El non plus ultra. O.K. Allá ellos. Yo estoy convencido de lo contrario, de que todos somos unos hijos de la chingada por el hecho mismo de ser hombres. Hace mucho que quedó probado que el hombre ha llegado a domesticar la naturaleza  a fuerza de mala leche, ingratitud,  instintos asesinos, palos, pedradas. machetazos, tiros, hipocresía, asesinatos a mansalva, imposición de la esclavitud. Cualquier hombre, por el hecho de serlo, es un hijo de puta.
No discuto que otros piensen de manera distinta. Para mí, el imbécil mayor- suizo tuvo que ser- fue Juan Jacobo Rousseau. Con esta ideas, ¿ qué de extraño tiene que yo sea una buena persona. Que matara a don Jesús, no tiene nada de particular : no le debía un céntimo a nadie.

                                                                               *

De mí no se ríe nadie. Por lo menos ése, ya no.



Si verídicas o literarias acerca de estas confesiones, pueden ustedes pensar lo que les venga en gana. Pero léanlas, todas. Merece la pena
                        

No hay comentarios: