lunes, 30 de agosto de 2010

ER en la caída de Constantinopla




Jamet Pachá, un oscuro personaje al servicio del sultán otomano Mehmet II El Conquistador, en su condición de Visir, había conocido en sueños la tan discutida existencia del Efecto Retroactivo y sospechó que este misterioso ente podía constituír, si conseguía su colaboración, un arma secreta y definitiva para llevara a cabo la tan ansiada caída de Constantinopla. Por medio de ciertos conjuros cuya formulación y detalles no vienen al caso y además quedan rigurosamente prohibidos en el Código de Buenas Práticas en La Red, Jamet Pachá consiguió la presencia de ER en El Bósforo y tras algunos intercambios y promesas de importantes recompensas tanto en metálico como en las mercaderías y especies que ER suele desear para su consumo personal, ambos personajes llegaron a un acuerdo que permaneció secreto.
Terminada la construcción de la fortaleza de Rumeli Hissar destinada a exigir derechos de tránsito en Los Dardanelos, Jamet Pachá llevó hasta las murallas de Constantinopla una parte de ER transformado en un enorme cañón sin retroceso, del calibre ciento ochenta y tres, con una elevación de 40º, una potencia de fuego de seis obuses por minuto y un alcance de diez millas, aproximadamente.
Lejos estaba el Emperador Constantino de sospechar la existencia de esta poderosa entidad, travestida en arma mortífera, que podría haber sido la ruina inmediata del Imperio Bizantino.
Efectuada la transmutación de ER, los quince mil jenízaros de Mehmet II, al mando de Jamet Pachá, arrastraron esta monstruosa pieza avanzando con tan desmesurada máquina de guerra hasta los baluartes de la ciudad imperial y ante el pavor de los asediados que ya se daban por muertos con la sola visión del mecanismo. Ignoraba Mehmet II la verdadera naturaleza del enorme cañón y el acuerdo al que había llegado su Visir con ER, pero el destino iba a castigar esta actitud belicista del ente que, a decir verdad, no había tenido precedentes en sus largos e históricos paseos por el espacio-tiempo.
El terrible asedio a que había sido sometida Constantinopla y el demoledor bombardeo del ER fueron valientemente rechazados por Giustiniani, el más audaz paladín del Emperador Constantino, que en un golpe de mano de alta estrategia hizo estallar en pedazos el cañón de los turcos que ya sabemos que era ER disfrazado.
Llegada la noche, Giustiniani y un puñado de valientes voluntarios amparados por la oscuridad alcanzaron la cueva donde ER solía dormitar de tanto en tanto, reducido su tamaño al de un cañón sin retroceso de las expresadas características, y con la habilidad de un cirujano maxilofacial, el audaz paladín del Emperador insertó un anillo de platino e iridio de un metro de diámetro (que hoy se conserva en París) disminuyendo de manera casi imperceptible la boca de fuego através de la cual ER lanzaba sus mortíferos obuses. Fue tal la habilidad de Giustiniani para insertar el anillo que ER ni siquiera se movíó sumido en profundo sueño.
La del aba sería cuando los otomanos se dispusieron a  reanudar su voraz bombardeo, pero al efectuar su primer disparo el anillo de platino e iridio insertado por el valiente Giustiniani impidió la salida del obús que explosionó en el interior de ER ocasionándole terribles heridas de pronóstico reservado.
Herido de tal manera en su orgullo y en los más de siete metros que había perdido en la explosión, el ente tras recriminar a Jamet Pachá su estúpida idea, saltó hasta el Polo Norte para iniciar una convalecencia.
Bien es verdad que este doloroso episodio no impidió la caída de Constantinopla en donde miles de aterrorizados ciudadanos se habían refugiado buscando santuario en Santa Sofía y a la espera del Santo Advenimiento, que ya empezaba a retrasarse.
Orgulloso y sin contemplaciones Mehmet II envió a su Visir al exilio , entró triunfante en Constantinopla y se dirigió directamente a Santa Sofía con su cortejo de quince mil jenízaros. Allí, la multitud seguía esperando la llegada del Cordero pero, visto que no acababa de llegar, hubo de resignarse con la presencia de Mehmet II el cual informó con toda solemnidad que, de forma irreversible y desde ese mismo momento, quedaba instaurada la confesión islamita.
ER hubo de pasar más de dos años en el Polo Norte hasta que desaparecieron sus cicatrices y recuperó la autoestima.

sábado, 28 de agosto de 2010

Max Aub. Crímenes Ejemplares





Este es para mí un verano de relecturas, imposible escribir sin leer, aunque mis lecturas sigan siendo tan desordenadas y carentes de método, como de costumbre.
Vuelve de esta manera a caer en mis manos un viejo conocido, Max Aub, Paris 1903, ciudad de México 1972 y de este mismo año es la edición de sus "Crímenes Ejemplares" que de tal manera me sorprendió en aquellos años.
Pensaba dedicar un comentario a este breve compendio de confesiones criminales, muchas de las cuales son de tal actualidad que parecen escritas ahora mismo, cuando las noticias de los asesinatos en México, por ejemplo, vuelcan rios de sangre a diario sobre la bandeja del desayuno o la pantalla del ordenador.
Inútil comentario pues las palabras de Max Aub serán siempre más eficaces que las mías.
Las transcribo entonces, y a continuación las de los asesinos confesos pero digo que nunca como en esta ocasión  he comprobado la  forzosa renuncia que supone toda elección.


He aquí material de primera mano. Pasó de la boca al papel rozando el oído. Confesiones sin cuento: de plano, de canto, directas, sin más deseos que explicar el arrebato. Recogidas en España, en Francia y en México a través de más de veinte años, no iba- ahora- a aderezarlas : razón de su vulgaridad.(...)
Por otra parte se parecen. ¿A quién extrañará?. Un siciliano, un albanés mata por lo mismo que un dinamarqués, un noruego o un guatemalteco.(...)

                                                                       *
                                                                     
Hablaba y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba, y hablaba. Y venga a hablar. Yo soy una mujer de mi casa. Pero aquella criada gorda no hacía más que hablar, y hablar, y hablar. Estuviera yo donde estuviera, venía y empezaba a hablar. Hablaba de todo y de cualquier cosa, lo mismo le daba. ¿Despedirla por eso? Hubiera tenido que pagarle sus tres meses. Además hubiese sido muy capaz de echarme mal de ojo. Hasta en el baño : que si esto, que si aquello, que si lo de más allá. Le metí la toalla en la boca para que se callara. No murió de eso, sino de no hablar : se le reventaron las palabras por dentro.
                                                                         *
                                                               
ERRATA
Donde dice :
La maté porque era mía.
Debe decir :
La maté porque no era mía.

                                                                        *

¡Si el gol esataba hecho! No había mas que empujar el balón, con el portero descolocado...¡ Y lo envió por encima del larguero! ¡ Y aquel gol era decisivo ! Les dábamos en toditita la madre a esos chingones de la Nopalera. Si de la patada que le di se fue al otro mundo, que aprenda allí a chutar como Dios manda.                             
        
                                                                        *                                                          
Lo maté porque no pensaba como yo.


                                                                        *

Me debía ese dinero. Prometíó pagármelo hace dos meses, la semana pasada , ayer. De eso dependía que llevara a Irene a Alicante, sólo ahí podía acostarme con ella. Se lo había prestado para dos días, sólo para dos días...             

                                                                     *

Era imbécil. Le di y expliqué la dirección tres veces, con toda claridad. Era sencillísimo : no tenía sino cruzar la Reforma a la altura de la quinta cuadra. Y las tres veces se embrolló al repetirla. Le hice un plano clarísimo. Se me quedó mirando, interrogante:
- Pos no sé...
Y se alzó de hombros. Había para matarlo. Lo hice. Si lo siento o no, es otro problema.
                                                                    
                                                                      *

Mire, señor, no vaya a ir en contra de mis ideas. No lo tolero. Yo acepto las suyas : para usted. Se las queda, las mastica, las digiere, las expulsa si a tanto le lleva su gusto. En general, los hombres desde hace un par y pico de siglos creen que son lo mejor de la humanidad. El non plus ultra. O.K. Allá ellos. Yo estoy convencido de lo contrario, de que todos somos unos hijos de la chingada por el hecho mismo de ser hombres. Hace mucho que quedó probado que el hombre ha llegado a domesticar la naturaleza  a fuerza de mala leche, ingratitud,  instintos asesinos, palos, pedradas. machetazos, tiros, hipocresía, asesinatos a mansalva, imposición de la esclavitud. Cualquier hombre, por el hecho de serlo, es un hijo de puta.
No discuto que otros piensen de manera distinta. Para mí, el imbécil mayor- suizo tuvo que ser- fue Juan Jacobo Rousseau. Con esta ideas, ¿ qué de extraño tiene que yo sea una buena persona. Que matara a don Jesús, no tiene nada de particular : no le debía un céntimo a nadie.

                                                                               *

De mí no se ríe nadie. Por lo menos ése, ya no.



Si verídicas o literarias acerca de estas confesiones, pueden ustedes pensar lo que les venga en gana. Pero léanlas, todas. Merece la pena
                        

viernes, 27 de agosto de 2010

Mirentxu Ugartebide intenta comunicarse con ER

 Un momento del diálogo de Mirentxu Ugartebide con ER en la desembocadura del Bidasoa.
(insistimos en la conveniencia de pinchar y ampliar la imagen)


Durante el mes de  Septiembre del año de gracia de 1849 la filóloga hondarribiarra Mirentxu Ugartebide Lazkanoiturburu, acompañada por el patrón de la trainera Amalasunta, Peru Txantxangorri Mendaur, salió en busca de ER cuya presencia había sido advertida unos meses antes en la bahía de Txingudi, donde desemboca el  rio Bidasoa, con la intención de establecer un intercambio verbal con la bestia.
Procuraba esta científica llegar a concluir un aprendizaje del dialecto retroactivo propio de este ente que era desconocido hasta ese momento en los círculos lingüísticos vascos. Tras varias jornadas de búsqueda infructuosa capeando temporales, mareas vivas propias de esa época del año, y alguna galerna que a punto estuvo de hacer zozobrar la Amalasunta, el ente apareció al fin surgiendo de las pozas que en aquel tiempo bordeaban las marismas del Puntal, en el extremo meridional de la muy noble, la muy leal y la muy siempre fiel ciudad de Fuenterrabía. Su aparición fue tan sorprendente y aterradora como de costumbre y Mirentxu Ugartebide, de ánimo habitualmente entero y arrojado, tuvo que contener a duras penas el espanto y el desasosiego ante el espeluznante espectáculo de la bestia surgiendo de las aguas. Tras unos momentos de vacilación la doctora Ugartebide situándose en la proa de la trainera se dirigió al monstruo.
Aztera kadaz ondo itz-egiten ikasi nai nuke,  balbuceando con los temblores propios de tan temible situación lo que en castellano viene a decir, Quisiera aprender a hablar bien la lengua retroactiva.
Como era su costumbre, ER no respondió inmediatamente sino que sumergiéndose varias veces y rodeando la Amalasunta por estribor, surgió otra vez de las profundidades emitiendo luego algunos gorgoteos que llenaron de pavor a Mirentxu Ugartebide y al propio Peru Txantxangorri, arrantzale curtido en muchas campañas pesqueras en el Gran Sol..
Tras unos breves momentos que a la científica le resultaron interminables, los gorgoteos de ER se transformaron en un sonido semejante al de un trombón de varas con sordina, ejecutados a intervalos irregulares y en distintos tonos que sugerían cierto énfasis declamatorio. Quedaron Mirentxu Ugartebide y Peru Txantxangorri muy sorprendidos por esta inesperada y extraña melodía no sabiendo a qué atenerse acerca de lo que parecía una respuesta. Creo que ha dicho,interpretó Mirentxu Ugartebide, Euskeraz ez jakitea damutxo det,  y expresa de esta forma su desconocimiento del euskera.
Pues empezamos bien, se lamentó Peru Txantxangorri y corrigiendo inmediatamente, Jarriko zera, poliki poliki, indicando que ya aprendería con el tiempo.
Trazó entonces ER  con su enorme masa tubular, un arco sobre la pequeña embarcación al tiempo que producía  unos sonidos agudos similares a los del txilibito y cuya melodía recordaba de alguna manera el Titi-biliti, himno de resonancias guerreras propio del lugar. Zer da hori, preguntó Peru Txantxangorri indicando que ignoraba el sentido de tales sonidos
Mirentxu Ugartebide, no sin cierto pudor, interpretó inmediatamente,  ikusi dudan neska ederrena zara , zure senarra, txotxolo bat, que se refiere a la hermosura de Mirentxu  y a la condición de gilipollas del arrantzale, a quien equivocadamente consideraba  su marido. No sentó nada bien a Peru Txantxangorri esta traducción que la filóloga se vió forzada a improvisar pese a lo despectivo del trato hacia el barquero.
A todas estas ER volvió a sumergirse en una poza con un movimiento majestuoso, como un enorme cetáceo.
Mirentxu Ugartebide no pudo evitar una exclamación de asombro,  Au ale ederra, gaitza da, indicando la hermosura de la pieza y su tamaño.
Iges egin zun, obsevó Peru Txantxangorri al comprobar que ER se escapaba de nuevo.
Ondo Joan, musitó Mirentxu Ugartebide apenada y deseando que Dios lo acompañara en su viaje.
Pero, súbitamente, ER volvió a surgir de la poza con enorme estruendo y desplazando grandes masas de agua que a punto estuvieron otra vez de echar a pique la Amalasunta al tiempo que, esta vez con voz profunda y bien modulada, preguntó, Zer, txipiroita.
Con emoción apenas contenida, Mirentxu Ugartebide comprendió entonces que ER estaba por fin aprendiendo un euskera coloquial y que únicamente podía producirse tan inmediato fenómeno de autodidáctica en aquellos privilegiados parajes de Euskal Herria, literalmente, País de la lengua vasca, una lengua hermosa y ancestral y en ese marinero lugar fronterizo tan propicio para capturar con anzuelo los más sabrosos chipirones.

lunes, 16 de agosto de 2010

¿Todo lo que no es tradición es plagio?

Friso en un lateral del Casón del Buen Retiro. Madrid
(se sigue sugiriendo pinchar en la imagen , por lo del tamaño, ya saben..)














 Dirigido a una desconocida bloguera que publicó este aforismo de Eugenio D´Ors antes que yo (aunque sin fotografía testimonial)

Me ha pisado usted la idea, Dª Luisa. Es una forma de hablar/escribir, claro, de modo qu no se lo tome al pie de la letra.
Ayer mismo me acerqué al Casón del Buen Retiro en Madrid (que es mi pueblo), para fotografiar la famosa sentencia de Eugenio D´Ors "Todo lo que no es tradición es plagio" que figura en el friso de uno de los laterales de ese hermoso edificio que, a lo largo de los años, (por fin abierto ) ha sido destinado a diversos usos hasta el actual como Centro de Documentación y Biblioteca del Prado.
Solamente los domingos, y en restringido horario, puede el público disfrutar de la visión de la cúpula con la pintura de Luca Giordano,("Luca Fapresto"). lo cual provoca cierta nostalgia a gente que, como yo, dibujó en sus oscuras salas las escayolas de la Venus Esquilina , el Apolo del Belvedere o El Espinario, cuando era Centro de Reproducciones Artísticas, recorrió toda la pintura histórica española del XIX (tan injustamente denostada) y contempló por primera vez el "Guernica" tras aquel terrible cristal antibalas y recién llegado de New York.

Volviendo a la sentencia de Eugenio D´Ors debo decir que albergo serias dudas con respecto a su significado y/o al sentido que quiso darle el maestro D´Ors, y no estoy nada decidido a aceptarla sin más, como verdad absoluta porque no creo que exista ese tipo de verdades. Sin embargo ne me resulta posible negarla, ni en su escueto enunciado ni en su casi indiscutible contenido. Decir, además, que si me extiendo de tal manera en este comentario es porque voy a publicarlo en mi blog tal y como tenía pensado tras fotografiar la frase que tanto me interesa y que tantas dudas me suscita.
La invito a visitar dicho blog, si no tiene usted otra cosa mejor que hacer.

Un saludo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Relatos de verano. ER se enfrenta con los dioses

El combate entre Wotan y ER en la confluencia del Rhin y el Nahe.
(se sugiere pinchar sobre la imagen para obtener ampliación y detalles)



Luciano Neroni en el papel de Wotan/Odin



El Efecto Retroactivo, como ente ubicuo, polisémico,sin principio ni fin,sin pies ni cabeza, como imponderable que se cierne sobre la Humanidad, no estuvo nunca dispuesto a tolerar que ninguna clase de divinidad ocupase su lugar a los ojos de cultura humana alguna, por secular que ésta fuera.
Ya desde los tiempos en los que un equipo de hagiógrafos, escribas y algunos fariseos pendolistas, dedicados a I+D+I,se entregaban a la ardua tarea de poner por escrito la historia del género humano por encargo del Señor, ER tuvo algunos enfrentamientos con Yavé-Elohím. ER reprochaba a este dios su tardanza en proveer a La Tierra de arbustos y de campos germinados de hierbas lo que mantenía a este planeta con el aspecto de un erial del que ningún vapor acuoso ascendía a los cielos para bajar luego en forma de lluvia. Tras algunos intercambios verbales, no siempre correctos, con ER y pesaroso por este imperdonable olvido, Yavé- Elhoím se las arregló para plantar un jardín en Edén, al oriente,y allí puso toda clase de árboles hermosos a la vista cuyos frutos eran sabrosos al paladar.(Génesis 2,3).
ER quedó luego satisfecho al comprobar esta obra de Yavé-Elhoím pero nunca llegó a explicarse porqué se le ocurrió a continuación a este dios,la idea de formar un ser al que llamó hombre,con un material como la arcilla, barro colorado de untuosa textura, utilizar una costilla (sic.) de este hombre para fabricar otro ser que fue llamado mujer, instalarlos en aquel hermoso lugar lleno de árboles frutales y expulsarlos luego por el simple hecho de comer manzanas.
No hay mucho que esperar acerca del sentido común de esta divinidad, pensó ER, se comporta de manera incomprensible.
De esta forma sus relaciónes con Yavé-Elhoím nunca fueron demasiado buenas pues las ocurrencias de este Señor con respecto a lo que luego se denominó género humano, siempre se le antojaron arbitrarias y caprichosas.
Sin embargo con Odin, un dios mucho más septentrional y razonable aunque no exento de algunos accesos ocasionales de ira, las cosas empezaron de forma más cordial. El Odin joven que conoció ER no era por aquel entonces el atrabiliario personaje con un solo ojo y armado con lanza y cuchillejas que presentan las mitologías germánica y escandinava sino un atleta de esbeltas proporciones, parejas con el ideal helenístico.
La relación se estableció pues, al principio, de manera muy razonable pues ER vio en Odin a un dios sensato sin la magalómana manía de crear el mundo aunque con el mismo empeño de formar al primer hombre y a la primera mujer a sabiendas de los problemas que su radical incompatibilidad iba a originar a posteriori.
ER estaba, en aquelos días, habituado al trato con los dioses griegos, en especial con Zeus, y con sus hermanos Poseidón, Hades, Hestia, Démeter y Hera que, como buenos hermanos, se habían repartido el mundo. Había estado ER en varias ocasiones en el predio de Zeus en Tesalia donde recibió siempre un trato especial como invitado de excepción y había disfrutado igualmente de la hospitalidad submarina de Poseidón en sus espléndidas instalaciones dedicadas a la talasoterapia sostenible.
Recordando la amabilidad y el espontáneo carácter mediterráneo de estas divinidades, ER empezó, al poco tiempo, a descubrir en Odin algunas manías insoportables tales como pretender que su poder estaba por encima del de todos los demás dioses con lo que éstos debían servirle y obedecerle sin objeciones. Esta cuestión originó una primera y agria discusión al comprobar ER que Odin no estaba dispuesto a ceder un ápice en lo que consideraba sus prerrogativas.
La cosa llegó a mayores cuando este dios, que en su jardín de Asgaard utilizaba tan sólo doce nombres distintos (lo que para un dios nórdico no resultaba excesivo), decidió un buen día ostentar nada menos que quinientos nueve y recitarlos todos en presencia de ER al que exigió silencio absoluto durante tan interminable enumeración. Empezó Odin a autodenominarse Alfardir, Bileygr ( aludiendo a su único ojo), Bruni (de su tez morena), Bölverkr (fabricante de desgracias), Farmagud (encargado de la carga y descarga en los muelles del Valhala), Fengr, Fimbulthur, Fimbultyr, Fjölsvidr, Fraridr, Gautatyr, Geirlödnir,Hangagud (de los colgados), Haptagud (que paraliza los ejércitos) y así varios cientos más hasta llegar a Wotan habiendo agotado la proverbial paciencia de ER.
Nuestro imponderable y ubicuo ente se impuso entonces el sagrado deber de impedir esta divina pedantería enfrentándose en singular combate a Odin/Wotan o como diablos quisiera llamarse en ese momento, y se decidió a desafiar a este ridículo hierofante en la confluencia del Rhin y el Nahe, cerca de Bingen, tal y como está indicado en el dibujo.
La discreción y el deseo de no violentar las mitologías me obligan a silenciar el nombre del vencedor de este ciclópeo combate.

PS. No he podido obtener el la red, pese a la generosa aportación de Google,la vera imagen de Wotan/Odin de manera que ruego queden satisfechos con la de este italiano disfrazado. Es lo que hay.

domingo, 8 de agosto de 2010

Lecturas de verano. Dos visiones de la música


El violinista. Gouache y grattage sobre papel estucado.



Nada tan enriquecedor como lo contradictorio y como aquello que nos hace cuestionarnos cosas, sentimientos y deseos. He disfrutado de la música (de cierta clase de música cuyas características no es el momento de especificar) desde mi más temprana edad. Ocasionales lecturas de verano me llevan a enfrentarme a dos de los grandes: Nietzsche y Tolstoi y a leer sus escritos acerca de la música. El primero en el contexto de sus Aforismos y el segundo dentro de la terrible ficción de una novela prohibida en su momento, Sonata a Kreutzer, en la que vuelca sus ideas más extremas. Suena la música, las Variaciones Goldberg de J. S. Bach, por ejemplo, y leo desconcertado los textos de estos dos grandes.
Yo también me llamo Erik Satie, como todo el mundo.


Sin música la vida sería un error.

El oído, órgano del miedo, ha podido desarrollarse con la riqueza con que lo ha hecho, tan sólo en la noche y en la penumbra de cavernas y bosques oscuros, de acuerdo con el modo de vivir de la edad medrosa, es decir, de la edad humana más prolongada que ha habido: en la claridad diurna el oído resulta menos necesario. De ahí el carácter de la música, arte de la noche y de la penumbra.

¿Porqué todos los músicos son malos escritores, sin oído para el ritmo, sin rigor en el acorde de los pensamientos?. La música relaja la capacidad de pensar y afina extraordinariamente el oído.El impreciso simbolizar, el contentarse con eso.

Friedrich Nietzsche. Aforismos.


(....) Estaban tocando la sonata a Kreutzer de Beethoven. ¿Conocen ustedes el primer presto? ¿Lo conocen? exclamó. Ah! ¡Qué terrible cosa esa sonata! ¡Sobre todo ese movimiento!. Y, en general, ¡qué terrible cosa la música!. ¿Qué es exactamente?. No lo sé. ¿Qué es la música? ¿Cuál es su acción?. ¿Y porqué actúa como lo hace?. Se dice que la música actúa de manera que eleva el alma...¡qué estupidez, qué mentira!, hablo por mí, pero de ninguna manera para elevar el alma, ni de forma que la rebaja, sino para exasperarla. ¿Cómo decirles?. La música me obliga a olvidarme de mí, a olvidar mi verdadera condición, me transporta a un estado que no es el mío; bajo la influencia de la música, tengo la impresión de que siento lo que en realidad no siento, que comprendo lo que no comprendo, que puedo lo que no puedo. Explico esto diciendo que la música actúa como el bostezo, como la risa, no tengo sueño pero bostezo viendo a alguien bostezar; no tengo motivo alguno para reír, pero río escuchando reir a alguien.
La música me transporta de golpe, inmediatamente al estado de alma en el que se encontraba el que la escribió. Confundo mi alma con la suya y con él paso de un estado a otro, pero ignoro porqué hago esto.
El hombre que escribió, digamos la sonata a Kreutzer, Beethoven, sabía la razón por la que se encontraba en ese estado que le llevó a ciertos actos, también para él ese estado tiene un significado, para mí ninguno.
Es por eso que la música no hace sino irritar, no infiere. Si por ejemplo tocan una marcha militar, los soldados desfilan a su ritmo y la música alcanza su objetivo; tocan una danza, yo he bailado durante ese tiempo, la música ha alcanzado su objetivo; han cantado misa, he comulgado, la música ha vuelto a conseguir su objetivo; dicho de otro modo no se trata mas que de una sobreexcitación y ¿qué se puede hacer en tal estado?. Nada. Es la razón por la cual la música ejerce una acción tan terrible, tan temible.(...)
Leon Tolstoi. Sonata a Kreutzer.