jueves, 29 de abril de 2010

Los Limmericks de un tipo llamado Lear

Declarada en varias ocasiones mi inclinación y mi devota preferencia por Los Raros, quiero recordar, a día de hoy, a uno de los más olvidados raros que en el mundo han sido y cuyo recuerdo viene a mi memoria desde un ayer bastante lejano.
Descubrí a "un tipo llamado Lear" através de la contemplación y absorta lectura de un librito ,VOLUMEN XXVI DE LA COLECCION VISOR DE POESIA, editado por Alberto Corazón allá por el año 1972 y con un suculento prólogo de Leopoldo Maria Panero.
En la creencia de que ninguno de los antedichos me echará en cara la apropiación ,acaso indebida, para este modesto blog de dicho volúmen y alguna de sus ilustraciones, paso a mostrar al eventual y deseado lector las cosas que escribía ese tipo llamado Lear y los dibujos que, de su mano, las acompañaban. Vean, si no les sirve de molestia, un par de ejemplos de los llamados Limmericks.



Les obsequio a ustedes, además, con la traducción del propio Panero.

Había una vez un viejo de negro
Al que un saltamontes se le subió a la espalda;
Y ese chirrido en su oído
eran latidos de pánico
a este viejo de negro y sin ayuda.





La traducción al castellano es tan divertida y absurda que merece igualmente ser transcrita.


Había una vez un señor en España
que simplemente temía al dolor o desgracia
Por consiguiente se sentó en una silla
Con todos sus pies en el aire
Y así siempre este viejo sombrío de España.


Escribe Panero en el prólogo :


Considerado por Ruskin como el mejor, y quizá amante o algo oscuro de Tennyson (pues, en efecto, se encuentran muchos poemas de éste último con la enigmática dedicatoria "a E. L.") más pobre e infeliz que muchos de sus "viejos", Edward Lear sufrió después la misma marginación y entrega a un público infantil que no le entiende, como Carroll y Swift.(...)

(...)Pero al poner en tela de juicio el destino que se ha dado a las obras de Lear, como traicionándole y sin que él interviniera, quizás he obrado un poco superficialmente. Y es que, en efecto,los que como yo, Lear y muchos otros,no tenemos la menor intención de comunicar con ustedes, acabamos por preferir un público de niños o por hablar de animales, duendes y otras cosas que al parecer son propias de la literatura infantil. Y así fue ésta, para Carroll y Lear un exilio, sí,pero que ellos mismos cuidadosamente se buscaron.(...)


Hay docenas de estos Limmerick en el pequeño volumen de la colección Visor y este recuerdo a un olvidado Lear ha sido un deseo de volver a algunas fantásticas, raras y absurdas lecturas de mis años mozos. Un reencuentro con el "rey Lear", no el de Shakespeare, naturalmente si no este tipo llamado Lear, rey destronado del "non-sense" y oscuro poeta, mal nacido en Londres en 1812, que mostró desde niño afición al dibujo, que fue empleado de un parque zoológico, que viajó y publicó un diario de viaje por Italia, por Grecia y por Albania haciendo dibujos como siempre hacían los incansables viajeros y dibujantes británicos de aquel entonces.
Habrá por ahí, porque en la red hay de todo, más información acerca de este individuo.
Por mi parte de pocos personajes he podido nunca sentirme tan cercano.
Lo que digo, Un Raro.



La portada, como todas las de Alberto, anunciaba lo que iba a encontrarse uno en el interior.

2 comentarios:

Perspicio O'Hoalparche McTekoskas dijo...

There was an Old Man from Madrid
who ate sixty five eggs for a quid.
When asked, he would tell:
'I feel very well,
but I don't feel as well as I did'.

Enrius dijo...

Tiene huevos este limmerick, mister O´Hoalparche. Vaya hígado que debía de tener ese Old Man from Madrid pa digerilos.