miércoles, 24 de marzo de 2010

Ascensión al monte El Corvo. Por Chari Cenzano



PRÓLOGO

De a poquitos, en grupos de años que abarcan una década, más o menos, se va pasando la vida, la mía, tal y como la veo mirando hacia atrás; y dividiendo mentalmente trocitos de tiempo, me barrunto últimamente lo pequeños que serán los grupitos que aún no he vivido si es que por suerte me tocaría vivirlos, que ni sé. Esto me hace recordar a Aquiles y la tortuga de Zenon.
Cada paquetito de minutos, horas y años que forma el conjunto de mis más de 80, tiene alguna efeméride que los señala y distingue y así me hace posible recordarlos y señalarlos por esto o por aquello. El de la ascensión al monte El Corvo, que prometí contarles cuando reuniría las fuerzas necesarias, es el acontecimiento que señala el fin de mis días como senderista solitaria, ya hace un grupito o dos o tres de años pasados. Quiero decir que andaba yo por los cincuenta y tantos.
Y si Enrius, que todo lo puede en este lugar, querría hacer con esto que voy a contar un apartado o entrada autónoma se lo agradeceríamos yo y Alicia, que me corrige todo esto que escribo ahora y que escribiré sucesiva y seguramente, e incluso podría ser que Enrius quisiera ilustrarlo con las imágenes que decidiera le irían bien al relato. Lo haría yo misma de saberlo hacer o de tener fotos de aquello que fue la ascensión y descenso de ese otero al oeste del Monte Cantabria, a la entrada del término municipal logroñés, o sea, a la salida de Álava, que es donde coge la entrada a La Rioja y concretamente a Logroño por esa parte.
Ya he leído en lo de La Flor Azul que O declina la invitación de su hermano para encabezar con dibujos suyos, o lo que sería, éstos que serán mis relatos seriados, es decir: de a pocos. No importa, ni se lo tengo en cuenta, de verdad. No sé si hará otro tal su hermano mayor, al que no le pediría nunca jamás que hiciera nada exprofeso para cada uno de los capítulos, faltaría más, pero como hacía antaño cuando ilustraba en El País, podía encontrar alguno de esos millones de dibujos suyos que le cayera bien a lo que escribiría yo. Pero no hay necesidad de tanto, si mis relatos no se sostienen por sí mismos en nada le favorecerían los buenos trabajos de Enrius (que sabe jugar con la casualidad haciendo que se convierta en consonancia buscada lo que fuera pieza sin norte), incluso podrían rebajarlo a la altura que seguramente merecen, señalándo con el dedo acusador.
Sea como resulte finalmente, iré enviando los 3.000 folios (es broma, no creo que lleguen ni a 10) en los que relato lo que fue aquello de subir y bajar El Corvo, tratando yo entonces de revivir una aventura romántica, artística y literaria, que había leído en mis tiempos de universitaria tardía y habían vivido tantos otros a través del tiempo. Pero las cosas no son por cómo empiezan, sino por cómo acaban. Y ahí, creo yo, está el interés de contarlo y someterlo a sus generosos comentarios hipnalistas.
Considérese pues, esto que digo ahora como un prólogo al relato. En lo sucesivo firmaré mi envío numerando los capítulos. Así, este prólogo continuará en el capítulo 1/1 para terminar en el 3/5.Los nombres que preceden a los capítulos a modo de subtítulo tienen para mi un sentido nemotécnico porque de ese modo, al recordar el acontecimiento en El Corvo, surge la retahíla un poco silogística que encadena los episodios que componen el relato:Modengen,Colmari,Dineonac,Momessi,Dingenas,Phoebi, Malacena,Vilitall,Moratio, Enali y Lavida

23 comentarios:

Enrius dijo...

Espero que sea esta la forma adecuada, querida Doña Chari,de inaugurar sus colaboraciones literarias.
Satisfago sus deseos y juego, una vez más, con la casualidad pues tengo en la cabeza, aunque sea inmodestia declararlo, todos y cada uno de los dibujos publicados en El País durante treinta años.
El que encabeza su prólogo no podía ser otro y en cuanto terminé de leerlo, prueba de lo que digo, lo recordé y ahí queda.
Espero que todo esté a su gusto que es el mío.
Vale.

Chari y Ali dijo...

Bueno, hasta se me han escapado unas lágrimas cuando he visto la ilustración, hijo, que no puede ser más acertada. ¡Qué cosas! Alicia se ha quedado como petrificada, y esto quiere decir en su lenguaje corporal, que yo lo conozco bien, que le ha encantado tanto que se inmoviliza para retener la sensación cuanto se pueda y, casi sin respirar, me ha dicho: Este Enrius sabe lo que hace. Y, fíjate Enrius, lo que son las cosas del querer, que hasta he sentido celos de ti porque tal parecía que estaba hablando embelesada por el clímax o punto álgido de las sensaciones sexuales. Sólo han sido unos celos repentinos y tan pasajeros que enseguida que se ha recuperado nos hemos abrazado.
Bueno, pues consideremos esto como un anexo al prólogo y, dice Ali, que no comentaremos nunca más tus ilustraciones y de decirte algo lo haríamos bajo la puerta, sin exponerlo a los ojos del resto de los hipnalistas.
Gracias, otra vez.

Enrius dijo...

Agradezco mucho, Doña Chari, sus elogiosos comentarios sobre la ilustracion, comentarios que me apresuro a devolver acerca de sus sinceras confesiones que constituyen una sorprendente narración autobiográfica al tiempo que nos revelan unos aspectos de su personalidad tan desconocida como insólita.
Bien está que experimente a su provecta edad esos estimulantes celos que,sin duda,avivaran la intensidad de los abrazos con Ali tan necesarios en según qué momentos de la vida cotidiana. Entre ustedes dos cuanto más clímax, mejor para la salud física y mental.
Seguiré ilustrando su relato permitiéndome algunas licencias gráficas y evitando cualquier alusión en exceso explícita sin que esto quiera decir que vaya a reprimir ninguna necesidad expresiva de las que, a menudo, me vienen desde los entresijos del pincel estilográfico.
Bueno será que consigamos interesar a nuestros posibles lectores anónimos y a los habituales comentaristas.
Vale.

Oídos y Orejas dijo...

A pesar de estar tan acostumbrado a las sorpresas en este blog, he de reconocer que me he quedado de piedra con el Prólogo y Primer Capítulo de Chari Cenzano a la Ascención al monte El Corvo. Primero de todo, muchas gracias a ambos, Enrius y Chari por ofrecernos a sus seguidores tan generosamente la que promete será una hermosa pieza del arte español actual.
También quería reflexionar un poco sobre las mujeres españolas que mantienen por un lado a la caduca, viciosa, deshonesta, hipócrita y delincuente Iglesia Católica Española, representada por esos seres aviesos que son los curas en todas sus jerarquías, pues sin su particípación, la de las mujeres españolas, los curas estarían solos y arrinconados; por otro lado, las mujeres españolas (y podemos decir que de todas las edades, Chari está ahí para establecer esos límites) son mucho más tolerantes, progresistas, bien interesadas y francas que los españoles varones. En todas las familias tradicionales los hombres son irreductibles, reaccionarios y las mujeres (abuelas y madres) representan la comprensión y la tolerancia. Es muy difícil imaginar a un hombre de la edad de Chari, de su condición social, haciendo estas revelaciones y las que supongo vendrán después, leído el principio; es muy difícil que un hombre de 80 años, antiguo funcionario de clase media, matriculado en la universidad para mayores, confesara con la entereza, arte y decisión lo que hemos leído en esta entrada.
Las jerarquías eclesiásticas españolas debieran financiar a sus feligresas, incluso a las que apostatan sintiendo conmiseración cristiana por sus antiguos acosadores. El tal don Luis de Chari, será mejor persona por haber conocido tan especialmente a esta señora durante tanto tiempo, aunque no creo que Chari sea mejor persona gracias a los consejos y amistad con el coadjutor.
Esta es una contradicción típica de las mujeres de buen sentir, porque nunca echan a nadie al rechinar de dientes.
Gracias Enrius por posibilitarnos el disfrute de Chari, añadiendo, además, esas bellísimas ilustraciones, y gracias Chari... simplemente por estar con nosotros.

Un beso a Alicia.

O dijo...

Como yo conozco a Chari y a Alicia no me ha sorprendido tanto cuando he leído el principio del relato. Y como he visto miles de trabajos de mi hermano Enrius tampoco me he maravillado, están en su línea. La verdad es que son tal para cual y harán bien todo lo que hagan juntos o por separado.
Yo mismo percibo en mis palabras (y en los sentimientos que no expongo aquí) una cierta envidia. Quizá debiera haber aceptado la invitación de Chari (me dice el diablo ardiente que se encarama a mi hombro izquierdo) o podría ser que hacerlo me desviara de mi labor (me dice el ángel refulgente que se encarama a mi hombro derecho), aunque no tenga ni puta idea de cuál es mi labor en este momento, con la novela estancada, los apuntes detenidos, la mirada perdida esperando no sé qué.

Es curioso cómo le gustan las listas al oyente Oídos y Orejas. Las utiliza para todo. Parece el agrimensor Aníbal Lecter midiéndolo todo exhaustivamente.

Pienso en Rosina, ¿qué le parecerá todo esto?

Espero la continuación del relato. No nos defraudéis.

Tasio Uzqueda dijo...

Pues a mí, qué quieren que les diga, me parece escandaloso que una vieja pelleja nos cuente sus interioridades vergonzonas así, porque sí y sin venir a cuento. Se están pasando de la raya, se lo digo, Enrius. No es de recibo que amparándose en nombres ficticios usted y la logroñesa (si es que es de Logroño que ya empiezo a dudarlo porque las logroñesas serán la hostia pero lésbicas ni una) nos tiren estas tonterías guarras a los ojos, porque es la única parte de mi cuerpo con la que me atrevería tocar esas mierdas, tanto los dibujos como el cuentecillo ese. Creo que a ese estilo le llaman surrealista, como lo que hacía el chalado de Dalí, pero hombre éste ganó una pasta con lo que hacía y en ese sentido se entiende, pero ustedes no se van jalar ni una rosca, y eso es exhibicionismo, más que el de los curas que denuncia ese fato de Oídos.
Compórtense señores. Que la cosa tenía su gracia, pero me parece que se han excedido un pelín.
Estoy seguro de que muchos de los leyentes de esta cosa que es el Hipnal piensan lo mismo que yo, aunque no lo digan.
¡A cascala!

Chari y Alicia dijo...

Alicia y yo hemos decidido no contestar ninguna de las entradas que se refieran a La Ascensión...
Espero lo entiendan. Agradecemos todas por igual.

Chari y Alicia

Enrius dijo...

Estoy seguro, estimado Oídos y Orejas, de que hay muchas Charis habitando el ancho mundo y dotadas de la perspicacia, independencia de criterio y energía vital de nuestra logroñesa.
Las abuelas de Mayo, en Buenos Aires, son un buen ejemplo de esta clase de ancianas decididas a seguir una lucha desigual contra toda injusticia y arbitrariedad social y gubernamental.
El listado de lúcidas octogenarias y nonagenarias es mucho más abundante de lo que imaginamos aunque no es éste un lugar adecuado para su catalogación.
Se me ocurre el ejemplo de Doña Dulce María Loynaz que obtuvo a sus 90 años el premio Cervantes habiendo sido elegida muchos años antes para ocupar un sillón en la Real Academia Española.
Su callada pero férrea oposición a la dictadura en su Cuba natal le otorgó el privilegio, que así lo entiendo yo, de ser ignorada en su maltratada tierra.
Aunque no tuve oportunidad de conocerla personalmente, pude ver el exterior del viejo caserón donde vivía en el barrio de El Vedado en la Habana y, al menos, hice un dibujo de la fachada (manías y fetiches de dibujante de lugares y ciudades). Fue en el 93, cuando descubrimos Cuba sin haberla podido olvidar.
Poeta y no poetisa, como la gustaba autodenominarse, he leído en algún lugar una declaración de esta eminente anciana que decía algo así como que "la poesía es lo accesorio, la prosa es lo medular".
Sigamos con la nuestra en este lugar perdido en la inmensidad de la Red, hasta llegar a los noventa,si hay suerte y salud.
Vale

Enrius dijo...

Cuánto me alegro, estimado Uzqueda, de que siga usted tan insoportable e impertinente como siempre.Qué espléndido resulta el hecho de que , compartiendo corresponsalía en La Rioja con Doña Chari y con Ali(por deferencia de este editor que no oculta su nombre en absoluto),nos muestre usted que desde este lugar se pueden expresar opiniones y pensamientos tan diversos.
Los de usted son patéticos, reaccinarios y sumamente antipáticos pero son los suyos y no hay nada mejor que permanecer fiel a uno mismo.
No emplee tan soeces frases como aquella con la que finiquita su comentario. No sea usted bestia, hombre de Dios, que este ente no por irreal dejará de castigarle con las penas, al menos, del Purgatorio.
Agur.

EMILIO dijo...

No sé si disentir de la opinión general en este blog sobre la señora esta, tan sencilla y sin vergüenza, dado el alto grado de respeto y admiración que provoca, pero he de hacerlo. No quisiera pasar al tercio de Uzqueda por ello, pero eso no depende de mí, si no de sus graciosas autoridades en La Habitación del Hipnal.
Resulta que, opino yo, hay un cierto paternalismo hacia doña Chari Cenzano, observado ya en otras ocasiones, porque lo que escribe es vulgar y sin valor alguno, no es sino el relato de fragmentos de su vida escritos sin la habilidad del profesional escritor, y sin otro objetivo aparente que confesarse laicamente, que es, parece, la intención de esta señora, quizá empujada por la inercia con la que despreciaba el sacramento de la confesión practicándolo asiduamente, ya que ella misma dice se limitaba a interpretar un papel de mujer respetable.
Parece que con ocasión de su reciente vocación publicadora interpreta otro que también falsifica, el de escritora, para el que me parece el Dios Laico, o sea: La Naturaleza, no le ha dotado.
Dice que quiso ser universitaria por profundizar en algo y, pito pito golorito, decidió estudiar filosofía. Y ahora quiere escribir, y escribe. Faltaría más. Como aventuraba ella misma, las ilustraciones de Enrius no hacen sino señalar los defectos de su redacción y el barroquismo de su castellano lleno de pretéritos mal insertados en las frases.
En fin, no creo que merezca la pena acabar de leer el relato porque está muy marcado ya desde el principio. Pero lo haré dada mi condición de delegado vallisoletano en este blog y quizá por ello les recuerdo también que Delibes ha muerto hace muy poco y nos ha dejado unos libros llenos de palabras siempre elegidas entre las más acertadas. Qué pena que sus mentores psicoanalíticos, doña Chari, no le recomendaran a don Miguel, al menos tan buen escritor como cualquiera de ellos y francamente superior a casi todos.

Es mi opinión, espero no tiren a dar.

R M dijo...

Ya que se pone usted a corregir, por lo menos debiera hacerlo con más precisión. Cuando denuncia usted que Chari emplea locuciones viciosas, y dice usted que utiliza mal los pretéritos o algunos pretéritos, debiera decir más correctamente que utiliza un dialectal castellano que confunde los pretéritos subjuntivos, no los pretéritos. Siendo usted de Valladolid entiendo que le moleste, pero me parece que la que corrige a Chari, Alicia, conoce perfectamente este giro riojano (del norte en general) pero lo respeta porque obtiene con ello frescura añadida en el excelente castellano de esta señora. Su relato ha comenzado de una manera tan brillante que espero con verdadera impaciencia las siguientes entregas. Además, estoy seguro que nada de lo que escribe es cierto, sino de su invención de escritora y ni se llama Chari ni probablemente tiene la edad que dice tener. Si así fuera no ganaría ni perdería nada, no lea usted entre líneas, sino las líneas en sí. No sea usted censor ya que ser vallisoletano no puede evitarlo (qué mala suerte que los vallisoletanos, como los bilbaínos y otrso vascos, tengan que decirnos siempre que son de allí, pobres vallisoletanos y bilbaínos normales).
Yo no pertenezco al staff del Hipnal por lo que no se haga el enterado de que esto vendría de esa parte. Lo que usted tiene son prejuicios, se le nota mucho.
Por cierto, don Miguel Delibes, que en su gloria de usted esté, era, en general, un coñazo insoportable. Y ha quedado en donde ha quedado.
Y si me dice que es usted profesor de literatura, filólogo, o estudioso del castellano español, he de decirle que yo también. Es más, me gano muy bien la vida con ello.
En el fondo es usted como Uzqueda, aunque no le guste que se lo digan y por eso nos advierte que no se lo digamos, pero ya ve, se lo digo.

Felicidades Enrius y Chari por este regalo.

La Anónim@ dijo...

¿Pero es que nadie va a comentar nada sobre el relato? Sólo sabéis hablar de Chari.
A mí me parece que empieza muy fuerte. Esta señora que podría ser mi abuela, por la edad, me parece colegui contemporánea. Es como si no tuviera miedo a la muerte, sino a la vida. Lo contrario de yo mism@. Yo soy joven, todo es relativo, pero me lleva un montón de años, y me da miedo morirme, a ella le da miedo vivir. Le cambio el síndrome.
Me gustaría saber más de sus padres, los padres son determinantes, los míos al menos lo son y creo que por eso soy un bich@ rar@...

A. Perea dijo...

Siendo yo más proclive a ser como algunos en este blog que censuran el descoco de Chari de Logroño, estando ahora viviendo en el País Vasco (ni se les ocurra decir si están aquí que lo hacen en las Vascongadas, va su vida en ello) como que echo de menos hasta Logroño, por no decir Miranda de Ebro, y hasta se me humedecen los ojos cuando la evoco, siendo yo como decía más clasicón, he de decir que me ha asombrado doña Chari con el relato y ni que decir tiene que también Enrius con las ilustraciones tan ad hoc, aunque a éste le sabía el talento, pero no a la riojana. Siendo como es, hay que reconocerlo, un relato lleno de inconveniencias, es como si la relatora no las tuviera por tales y las escribe como si nada, por lo que no hay falta en ello, desde el punto de vista moral. Además ya somos mayorcitos y quien más y quien menos... ya me entienden. Así que para lo que supongo sorpresa de Chari, Alicia, Enrius, O, Oídos y Orejas y todos los demás de esa cuerda, me sumo a los elogios. Y como ha escrito no sé quién, gracias por el regalo. Me hace bien sentirme entre ese grupo, qué coño.

Enrius dijo...

Se hace usted, Perea, merecedor de su corresponsalía en Miranda.
Me congratulo de su actitud y escritura tan positiva, alejado ya de anteriores comentarios un poco antipáticos que, en la maraña de comentarios de este blog, han quedado felizmente olvidados.
Es usted un digno miembro de este grupo.Si sigue usted en Miranda, en mi próximo viaje a Euskadi voy a verle y nos tomamos unas copas.
Vale.

La flor azul dijo...

Sigo atenta los episodios de tu historia, Chari, que resulta muy entretenida. Me gusta tu modo de relatar y de conjugar, y por cierto, eres una maestra en dejarnos ansiosos por la próxima entrega. Las ilustraciones están estupendas y oportunas.
Me gustó la intervención de R M, coincido con su punto de vista. Lamento que no se cuente Ud como uno de los de este sitio.
Me ha llamado la atención la insistencia del tema de la edad de Chari en algunos comentarios. Se que ella misma ha hecho bastante hincapié en este dato. Supongo que es por su encantadora coqueteria. Sin embargo, en lo que atañe a la escritura, creo que la edad del que escribe no ahorra ni agrega dificultades ni facilidades a la tarea. Encontrar la manera de decir lo que una quiere decir es un desafio para quien la emprenda.
Un saludo a todos desde el otoño porteño.

A. Perea dijo...

Quizá se le olvidó, Enrius, que ya no estoy en Miranda, sino en Bilbao, tratando de ayudar a una hija mía con los engorros de mis nietos. Así que de visitarme tendría que hacerlo usted en Deusto, nos hemos vuelto a cambiar de casa, creo que para que esté yo más cómodo, en la calle Luis Power 1. Aunque creo que ya lo había contado.
El relato de Chari está muy interesante y no sé por qué dice que su primer senderismo sola resulto también ser el último, será que le pasó algo muy significativo, o así.
Esperemos a ver y eso.

La Anónimo dijo...

¡Jopé!, ¡cuánto se retrasa la Chari!, me tiene en ascuas. ¿No te irás de vacaciones y nos dejarás aquí colgad@s?
Hala, haz un esfuercito.

EMILIO dijo...

Ya dije que no era necesario llegar hasta el final del relato para ver que esto que ha escrito Chari no tiene valor alguno. Quizá lo tuviera en uno de esos centros de escritores en ciernes (que siempre estarán en ese estatus de amateurismo) que se reúnen en torno a un profesor, generalmente argentino y fracasado (ya supongo que también por esto me ganaré una bronca), y que se autopublican libros de cuentos llenos de delirios sin interés.
La procacidad con la que se manifiesta esta mujer es casi propia de psicópata, pues carece de sentido de la medida y de la decencia. Sólo espero que los personajes que cita no sean reales (el cura confesor, el psicoanalista, el psicólogo, el santero e, incluso, Alicia), porque si existieran o hubieran existido sería una vergüenza para ellos aparecer en ese escrito.
No sé si el cinismo de esta señora tiene límites, pero espero que haya llegado a él con esto que nos ha enviado.
Sé que algunos irresponsables que frecuentan este blog no estarán de acuerdo conmigo, pero no me puedo callar porque también sé que muchos otros no dirán nada pero estarán de acuerdo conmigo.
Siento, Enrius, que ésto se le ha ido de las manos y que corre el peligro de convertirse en una badofia. Quizá haya llegado el momento de cerrar el Hipnal. Piénselo.

Tasio Uzqueda dijo...

Estoy de acuerdo con el de Valladolid, lleva usted razón Emilio, todo lo que ha escrito la Chari es una cerdada, aunque conozco el Corvo y sé que allí van sólo maricones y drogatas, en eso lleva razón la "la escritora". Se ve que ha ido y que lo ha probado con esa otra que le consiente escribir sus intimidades. ¡Qué par!
Y el Enrius riéndole las gracias con esos dibujos tan provocantes.
Ya veo por qué no quiso ilustrarlo el O., que ése será un borracho, pero es muy listo.
Qué panda de degenerados, no me extraña que la Irislis les abandonara y que la Rosina también, si es que este no es sitio para señoras señoras, y seguramtnme pronto se les irá la Flor Azul esa también. Ya lo verán. Al tiempo.
¡Ah! y he visto que maldice también de un cura vasco, Saturnino Uzqueta, cuyo nombre se parece al mío, pero nada que ver conmigo, ¿eh?...
¡A cascala!

R M dijo...

No sé por qué, será porque me crispa usted, Emilio, por lo que antes de comentar el magnífico relato de Chari Cenzano, me dispongo a contestarle a usted.
Su forma de criticar no sólo el relato en sí, sino también a la autora, es propia de inquisidor vallisoletano. Ya se adivinaba en sus escritos anteriores su catadura represiva y reprimida, pero en ésta su última intervención ha quedado muy claro que desprecia y condena todo aquello que es incapaz de disfrutar (y estoy seguro de que Chari, que es sin duda buena persona per se, sentirá pena por usted). Da la impresión de que anda usted con la vara de medir delante de los ojos y se pierde de la misa la mitad, por hablarle en metáforas que entenderá como fundamentalista católico. Afortunadamente en España ya no tienen ustedes el poder de antaño, porque, si no, me tentaría la ropa antes de atacarle. Así, de paso, le diré, pues es usted tan transparente, que eche todas sus energías en conseguir la condena de Garzón que tanto desea (no hay duda de que es usted de esos) y no pierda fuerza en lo que por mucho que haga no tiene nada que hacer.
De Chari y de su relato hablaré en otro apartado, por no mezclar las cosas de ella con las de usted, aunque sólo sea por ética procedimental.

R M dijo...

En mi primera intervención en este blog, hecha a propósito de la publicación de las primeras entregas de La Ascensión al monte El Corvo, de Chari Cenzano, y coincidiendo con la provocación de dos comentaristas afines en lo militar aunque no en la clase civil, dije que el relato parecía una simulación de escritor o escritora sobre un pasaje inventado pero relatado como vivido, siendo este procedimiento el centro del interés que pretendía la relatora, pues ni siquiera, creí entonces, lo disimulaba. Pero es tan bueno el relato que no puede ser que la experiencia contada no sea en alguna medida cierta, estando probablemente el punto de fuga del relato en la comparación entre una experiencia prestigiosa, la de Petrarca, con la buscada vulgaridad de la experiencia de la relatora en su sencilla ascensión, que resulta es mucho más humana y enjundiosa que la del poeta.
El relato me ha parecido tan bueno desde el punto de vista ético como desde el punto de vista literario, y también lo pondré de ejemplo en mis clases de filología hispánica, pues tiene también las voces del pueblo que luego adoptamos el resto. Siendo doña Chari riojana, no puedo por menos comparar su Ascensión con los Loores de Berceo, el primer relator en castellano, y de la misma forma que hizo él, ella escribe como se habla en su tierra. También me ha recordado la protagonista a las inocentes de Voltaire, a las decididas de Molière, a las estudiosas y constantes de Meslier, a las inocentes viciosas del marqués de Sade, a las liberadas por Freud, a las rebeldes de Rusell y Thiry D´Holbach y a las estudiosas de Onfray. Queda claro por qué Chari no es cristiana y por qué apostató un día de celebraciones civiles, desenmascarándose ella a sí misma, y sintiendo pena por el cura que la confesaba cuando se veía impelida por la costumbre a mentirse a sí misma. Es realmente un relato ejemplar, y sin duda su renuncia a la neurosis histérica (esa sí que es una psicopatía consietudinaria, don Emilio) no puede ser presentada mejor que como lo ha hecho ella.
Felicidades, señora, nos ha dado usted una lección literaria y humana.

Oídos y Orejas dijo...

En estos días de celebraciones religiosas aprovechadas por el Estado para establecer un puente de ocio equidistante de los otros dos puentes, sostenidos a tal efecto, yo me he refugiado en Lanzarote, concretamente en San Bartolomé, para ver pasar las cosas casi con la tranquilidad de los canarios (exasperantes todos ellos) y la avidez de los turistas en Canarias.
Imprimí el relato de Chari y las ilustraciones de Enrius y me he dedicado a saborearlo todo despacio, aunque ávidamente, como buen turista del Hipnal.
Es una delicia, señores hipnalistas, que Chari esté entre nosotros. Y un disfrute complementario que Enrius haya encontrado las ilustraciones precisas para esos pasajes tan contundentes. Me han encantado todos, pero el último, el de esa mujer de rostro incierto que muestra su sexo al artista me ha resultado especialmente estimulante. Me recuerda, por su hechura, a los de Edvard Munch, aunque éste fuera un tanto pacato y usted, Enrius, no, en absoluto. Toda la fuerza del dibujo está en ese coño exhuberante que la modelo muestra con orgullo de hembra al que se halla con ella en la estancia en la que se hizo. Desde luego he entendido que se trata de una alegoría de Alicia, Nuestra Señora.
No sé qué edición de la epístola de Petrarca habrá utilizado Chari, yo tengo una que pertenece a la colección de los "Rerum familiarum libri", IV,1; en una edición en italiano de V. Rossi y U. Bosco, basada en una edición de las "Opera" de 1581. Sé que hay otras ediciones, entre ellas una de la colección Nexos, traducida por la gran María Morrás que confronta la más moderna y bilingüe de Ugo Dotti.
Digo todo esto porque tanto Petrarca como Boccaccio fueron muy censurados y corregidos desde siempre, tratando de encaminar los censores e inquisidores sus relatos hacia la moral, pues fueron muy populares siempre y como hubiera resultado imposible suprimirlos, se maquillaba sus textos moralmente. Y si apunto esto es porque desconfío de lo que se publica sobre Petrarca pues no sé si son versiones expurgadas siempre, casi siempre.
Imaginen a los inquisidores editando el relato de Chari, dejándolo sólo en la comparativa entre su experiencia en El Corvo y la de Petrarca en el Mont Ventoux. Podría hacerse y hasta quedaría bien.

Lamentable lo de Tasio y Emilio.

En otra ocasión, pues supongo que hablaremos de mucho de este excepcional relato, comentaré más cosas.
Enchorabuena Chari, Alicia y Enrius.

Enrius dijo...

Estimado Oídos y Orejas, usted, tan erudito como acostumbra a manifestarse,se hace acreedor a nuestro sincero agradecimiento por los elogiosos comentarios que, con todo gusto, le trasladaré a Chari quien ya expuso en este lugar su decisión de no comentar nada acerca de su relato.
Por mi parte, como ilustrador de tal viaje iniciático, le confirmo que el dibujo que llamó su atención debido seguramente a su carácter un tanto provocativo, es en efecto una alegoría de la actitud de Alicia en sus años de esplendorosa juventud. Fue sin duda esta disposición de Alicia la que prendió en el ánimo y en el corazón de Chari estableciendo entre ambas un lazo de amistad y amor mutuo que ha permanecido firmemente anudado hasta la fecha.
Dejaremos que Chari, si lo estima oportuno, aclare en algún momento cuáles han sido las fuentes epistolares de Petrarca que, por otro lado, nunca disfrutó en vida del consuelo de un amor correspondido al haber puesto el suyo en la persona inadecuada.
La tal Laura, sujeto de los platónicos amores de Petrarca, nunca hizo el menor caso a las encendidas endechas del poeta y dedicó su vida a cuidar de sus once hijos habidos en santo matrimonio.
Eran otros tiempos, otros poetas y otra clase de amores del todo ajenos a los que hoy disfrutan parejas como Chari y Alicia que nos han obsequiado con tan jugoso relato de los suyos.
Vale