viernes, 5 de febrero de 2010

Despierta sardina que estoy pintando

E. Cavestany. El Efecto Retroactivo, acrílca sobre tabla


Enrius,La herida, tinta china y lápiz sobre papel




J.G. Dokoupil, Hoy es dia de trabajo


J. G. Dokoupil ,Blue Eyes, Burbujas de jabon y acrílico sobre lienzo
  


¡Vaya,hombre!, uno de mi cuerda, escribía yo hace algunos años tras visitar la exposición de un joven checo nacionalizado alemán y conocido por estos pagos con el nombre de J. Georg Dokoupil, y lo escribía al comprobar con cierta satisfacción que confirmaba mi creencia acerca de lo que merece la pena en esta ocupación de pintor, artista plástico o visual o como quieran ustedes llamarlo, que es hacer exactamente lo que a uno le dé la gana; hacerlo de la manera que más convenga en cada momento sin hacer el menor caso a esas antiguas tonterías acerca del estilo y menos aún de lo que resulta moderno, contemporáneo,constructivo ,deconstructivo transvanguadista,conceptual o neorromántico.
La idea es eliminar etiquetas y casilleros clasificatorios, incómodas muletas inventadas por quien siempre tuvo necesidad de ganarse la vida explicando y/o criticando el arte, o lo que sea que tal se considere.
Escribía, digo, que Dokoupil es uno de esos que pintan como les peta en cada momento y lo mismo se arranca con una colección de jesucristos de ojos grandes y líquidos como acomete la tarea de enfrentar grandes formatos con nombres propios llenos de color y sardinas no necesariamente frescas ni de Santurce. Es abstracto, constructivista, surrealista y pop sucesiva o simultáneamente con lo que, en mi opinión , desarticula tópicos y borra etiquetas lo que coincide con mi propio modo de entender este oficio.
Veo en la red algunos de sus trabajos y confirmo que este joven autor(que ya no lo es tanto) sigue fiel a ese estupendo programa que consiste en no tener programa, y a su estilo que también consiste en no tenerlo.
Pero la verdad es que esta entrada no está dedicada a tan interesante muchacho sino a volver a afirmar y conservar los restos de la poca libertad que nos va quedando a todos los de este oficio y en esto que antes se llamaba El Sistema y ahora no sé ya cómo se llama, a la firme decisión de hacer caso omiso de las modas que, al parecer, impone esa misteriosa entidad que se llama Mercado cuyo conocimiento ha estado siempre reservado a unos cuantos elegidos por galerías, museos y comisarios (qué ambigua palabra) y coleccionistas dispuestos a "apostar por valores seguros". Habrá que leer a los "expertos".
Por otro lado, tengo la desfachatez o la gentileza, según se mire, de titular esta entrada del mismo e ingenioso modo con el que el antedicho pintor titulaba uno de sus cuadros, mostrar sus imagenes y, como ya es costumbre, añadir otras de mi nada modesta autoría, tengan o no tengan nada que ver las unas con las otras, por que para eso estoy en casa. Luego, ustedes mismos, digan los que les pete o no digan nada que bastante dicen ya en otras entradas. Muchas gracias por su paciencia.

No hay comentarios: