martes, 12 de enero de 2010

Recordando a DADA


Tristan Tzara. Retrato por Robert Delaunay 1923

Dentro de pocos años deberíamos de no celebrar el no centenario del nacimiento de una cosa que se llamó DADA, pero si Tristán Tzara se levantara de su tumba, nos insultaría por el mero hecho de considerar tal posibilidad.
En 1916, en Zurich de Suiza (país, entonces y no sé si ahora,a propósito para "suizidarse") y en el denominado Cabaret Voltaire frecuentado por emigrados políticos, agentes secretos de solapa encubridora , poetas discontinuos, ropavejeros y literatos más o menos hambrientos, el rumano Samuel Rosenstock y unos secuaces pusieron en pie el dadaísmo dispuestos a poner de rodillas a todos los demás ismos.
No se trataba de un movimiento ni de un antimovimiento sino de todo lo contrario, de una palabra DADA encontrada por casualidad en el diccionario ,según confesó su padre espiritual, que no quería decir nada, no significaba nada y estaba en contra de todo.
Era una actitud más que una tendencia artística o literaria, un gesto airado, una provocación contra un mundo y una época que estaban ensangrentando Europa.
En el mejor de los casos podría considerarse como un intento de soldar la fractura entre el arte y la vida, loco intento que ya había preconizado Vincent Van Gogh antes de pegarse un tiro sin necesidad de viajar a Suiza.
Como de costumbre, no pretendo volver a contar la historia de DADA ni la de Tristán Tzara/Samuel Rosenstock que se encuentra al alcance de cualquiera a poco interés que se tenga y en variados soportes virtuales o reales.
Solo pretendo un recordatorio de este descalabrante gesto de hace casi cien años (cómo pasa el tiempo Mr.Smith) y adjuntar un texto de propio Tzara, Le surréalisme et l´après-guerre, Paris 1948, de cuando DADA ya había muerto de muerte natural o artificial.

"Dada nació de una exigencia moral, de una voluntad implacable de alcanzar un absoluto moral, y del sentimiento de que el hombre(digamos ahora el ser humano y este paréntesis es mío),en el centro de todas las creaciones del espíritu, debía afirmar su preminencia sobre las nociones empobrecidas de la sustancia humana, sobre las cosas muertas y sobre los bienes mal adquiridos. Dada nació de una rebelión que entonces era común a todos los jóvenes, una rebelión que exigía una adhesión completa del individuo a las necesidades de su naturaleza, sin consideraciones para con la historia, la lógica, el Honor,la Patria, la Familia, el Arte, la Religión, la Libertad, la Fraternidad y tantas otras nociones correspondientes a necesidades humanas, pero de las cuales no subsistían más que esqueléticos convencionalismos, porque habían sido vaciadas de su contenido inicial. La frase de Descartes: No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otros hombres, la habíamos puesto como cabecera de una de nuestras publicaciones. Significaba que queríamos mirar el mundo con ojos nuevos y que queríamos reconsiderar y poner en tela de juicio la base misma de las nociones que nos habían sido impuestas por nuestros padres, para probar su justeza.

No sé si mis posibles y en todo caso amables lectores verán una cierta actualidad en este breve texto. Yo si la veo, por lo que me decido a publicar esta entrada.

No hay comentarios: