jueves, 28 de enero de 2010

Imagenes Ilegales. Con Manolo Millares


Manuel Millares.Animal de fondo



E.Cavestany. Imagenes Ilegales I.Acrílica/tabla.33x25cm. 1991



E. Cavestany.Imagenes Ilegales II. Acrílica/tabla,33x25cm. 2000



E. Cavestany. Términos .Acrílica/tabla,33x25cm,2000.



E. Cavestany.Términos II.Acrílica/tabla,33x25cm.2000.


Este es un texto escrito al comienzo de la década de los noventa del pasado siglo(¡cómo pasan las centurias, señor!) y para las tertulias de la galería de arte La Kábala,sostenida con el trabajo de Julieta García Ochoa y algunas de las pinturas de artistas entre los que tuve el gusto de contarme. Fue la única galería y la única galerista que a mí me mereció la pena frecuentar durante la década que acabó, como digo, con aquel siglo.

"Esta mañana he paseado por el Hospital de Arte Reina Sofía en cuyos pasillos me encuentro como pez en el agua. A los arquitectos catalanes este museo les parece horrible (acabo de leer al respecto las opiniones de Oriol Bohígas) y a los progres, que todavía quedan, tampoco les gusta pero, tal como yo lo veo, es un lugar especial y misterioso (hoy día hay que elegir el más adecuado de la semana y también la hora para que esto siga resultando cierto). Yo lo vengo diciendo desde el principio y siempre discuto con los más entendidos que suelen ser estrictos e inapelables en sus dictámenes.
Me gusta el lugar y me gusta lo que he visto esta mañana: una antológica de Manolo Millares, descarnada y áspera, mística y terrenal, de una sabiduría enorme y sencilla.
Entiendo muy bien a Millares y estoy muy cerca de estos volúmenes de arpillera en negro, rojo de sangre y blanco de alma, plagados de llagas vivas coronadas por viejos zapatos del pie derecho que miran al Norte, y de los vientres abultados de homúnculos fósiles con sus patas zurcidas y pegadas en el lecho del cuadro.
Cuando yo me muera quiero llegar al lugar donde está Manolo Millares y pienso escuchar lo que él me diga, en silencio. Ya no podré pintar pero meteré mis manos en las heridas de sus antropofaunos y me quedaré allí, petrificado, para siempre.
Richard Serra opina lo mismo que yo acerca de esta Hospital de Arte y me parece bien que este muchachote americano imagine a las monjitas aladas corriendo por los pasillos para atender a algún enfermo terminal, para mayor gloria de Dios.
Si Dios existiera sería como una pared de acero de Richard Serra.
La divinidad que nos muestra Stanley Kubrick en "2001, una odisea del espacio" ante el asombro de simios y astronautas, es obra de Richad Serra.
Para darse cuenta de que esto que escribo es cierto basta acercarse a una de las moles de este artista, extender la mano cuidadosamente y en el momento de producirse el contacto se observará con asombro cómo una luz celeste invade toda la estancia al tiempo que una voz abismal explica: "Este es mi hijo muy amado en quien tengo puestas todas mis complacencias".
Se refiere a Richard Serra."

sábado, 23 de enero de 2010

Un museo heterogéneo


Los Barruecos. Sobre los peñascos anidan las cigüeñas, a sus pies un auto hormigonado


Imagen que atestigua lo escrito acerca de la pequeña laguna en el exterior del museo


Escultura monolítica de chatarra mecánica cuyo título es : ¿Porqué el proceso entre Jesús y Pilatos duró sólo dos minutos?


Interior del museo 1


Interior del museo 2

Interior del museo 3

En el año de gracia de 1976 al artista conceptual alemán Wolf Vostell (Leverkusen 1932-Berlín 1998)se le ocurrió la idea de poner en pie un museo en la población de Malpartida de Cáceres, a corta distancia de esa hermosa capital.
Este inefable lobo fundador de Fluxus, movimiento del cual estuvo también próximo Joseph Beuys (Krefeld 1921-Düsseldorf 1986) se mostraba, habitualmente, en público
con boina (Deutscher Txapela) y luengos bigotes (Schunurrbart) a diferencia de Beuys que siempre se tocaba con sombrero de fieltro tradicional y conejo sobre el hombro izquierdo a la manera de los bucaneros ingleses que solían llevar un loro.
La obra y el personaje (Vostell) no tienen desperdicio. El museo tampoco.
Está situado en un hermoso paraje denominado Los Barruecos, poblado, como su nombre indica, por una geología de tolmos graníticos de belleza francamente comparable a los de la famosa Ciudad Encantada de Cuenca.
Transformando un antiguo lavadero de lanas en un espacio dedicado a la memoria permanente de su desbocada imaginación, Vostell dejó en su querida Extremadura un lugar que nada tiene que envidiar al más famoso museo del paranoico Dalí, en Figueras y en donde se hace patente la conocida declaración de este último en la que expresaba :"La diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco". Vostell estaba mucho más cuerdo todavía y los descomunales montajes en el interior del viejo lavadero lo atestiguan.

Visité el museo de Malpartida con la profesora Montero Curiel, de la Universidad de Extremadura, sabiendo lo mucho que gusta esta filóloga del estudio acerca de la formación de las palabras y créame que no acabábamos de encontrar las adecuadas para expresar la sorpresa y el asombro ante los geniales desvaríos del artista germanoextremeño. La profesora visita el lugar con frecuencia, disfrutando de la orogenia exterior y de la delirante licantropía interior, y yo no tardaré en volver en busca de otra dosis de lúcido estupor.

Junto al antiguo lavadero y bajo el, a veces, esplendoroso cielo extremeño puede uno contemplar, según el estado de ánimo que traiga consigo en ese momento, el hermoso espectáculo de la presa que forma una pequeña laguna. Sentándose sobre los peñascos y dejándose llevar por la imaginación o simplemente por la molicie el efecto es completo.
Pueden verse en las fotografías de nuestra visita algunos aspectos de lo que afirmo acerca del lugar. Créanme, es para no olvidarlo.

martes, 19 de enero de 2010

Vindicación de un pedante


Posible configuración del Aleph. Escala doble del natural, imagen digital sobre papel japonés. 2010

Discutía anoche mismo con dos amigos que se mostraron poco entusiasmados por recordar a Borges, por quien siempre he sentido puede que irreflexiva devoción,y me sorprendió su desapego por la memoria del escritor cuyas obras completas estoy empeñado en releer, espero que con más provecho que en mis años de lejana juventud.
Tras esta manifestación de desamor por parte de mis interlocutores decidí guardar silencio y reservar para esta entrada aquello que pretendía aportar en la conversación, aunque no es mi deseo ni mi dedicación la glosa innecesaria de quien considero el ciego más visionario de los que puedo recordar.
Releyendo, como digo,su famoso relato El Aleph, que da nombre a una de sus muchas colecciones de relatos que Borges suele llamar notas, entre la ficción y la realidad, encontré otra vez un personaje que reconocí inmediatamente como ese ejemplar de pedante y mediocre autor de pomposas composiciones literarias que, finalmente, es premiado (en el relato de Borges) en el Nacional de Literatura. Otro amigo me convenció hace años de que para tener eso que se llama éxito era imprescindible, a su entender, ser algo mediocre y aportaba como piezas de convicción una serie de nombres cuya trayectoria y proyección pública eran ejemplo indiscutible de tal mediocridad.
Carlos Argentino Daneri, el personaje del relato de Borges, es uno de esos imbéciles que tan fácilmente encuentra uno en la vida real y el luminoso autor porteño escribe, refiriédose a él, frases que no me resisto a transcribir.

"Me releyó después, cuatro o cinco páginas del poema. Las había corregido según un depravado principio de ostentación verbal: donde antes escribió azulado, ahora abundaba en azulino, azulenco y hasta azulillo.
La palabra lechoso no era lo bastante fea para él; en la impetuosa descripción de un lavadero de lanas,prefería lactario, lacticinoso, lactescente, lechal..."


Pero resulta que es precisamente este tontucio quien propone al sorprendido Borges la bajada al oscuro sótano donde podrá conseguir la visión del Aleph.

"(...)Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto(era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio en la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, vetas de metal, vapor de agua...."
Inútil seguir con la interminable frase, léanlo ustedes.
¿Nos mentiría un ciego acerca de tales visiones? ¿No resultará rigurosamente cierta la existencia y periódica aparición del Aleph en según qué sótanos?
Pero lo más doloroso es que, a veces, hay que agradecer a algún idiota destinado al éxito que nos abra los ojos hacia los maravilloso, que nos muestre dónde y cómo se puede llegar a la visión de lo imposible.
De modo que resuelvo titular de tal manera esta entrada ya que otra de las acepciones del epíteto que le dedico es la de : Maestro que enseñaba la gramática a domicilio.

martes, 12 de enero de 2010

Recordando a DADA


Tristan Tzara. Retrato por Robert Delaunay 1923

Dentro de pocos años deberíamos de no celebrar el no centenario del nacimiento de una cosa que se llamó DADA, pero si Tristán Tzara se levantara de su tumba, nos insultaría por el mero hecho de considerar tal posibilidad.
En 1916, en Zurich de Suiza (país, entonces y no sé si ahora,a propósito para "suizidarse") y en el denominado Cabaret Voltaire frecuentado por emigrados políticos, agentes secretos de solapa encubridora , poetas discontinuos, ropavejeros y literatos más o menos hambrientos, el rumano Samuel Rosenstock y unos secuaces pusieron en pie el dadaísmo dispuestos a poner de rodillas a todos los demás ismos.
No se trataba de un movimiento ni de un antimovimiento sino de todo lo contrario, de una palabra DADA encontrada por casualidad en el diccionario ,según confesó su padre espiritual, que no quería decir nada, no significaba nada y estaba en contra de todo.
Era una actitud más que una tendencia artística o literaria, un gesto airado, una provocación contra un mundo y una época que estaban ensangrentando Europa.
En el mejor de los casos podría considerarse como un intento de soldar la fractura entre el arte y la vida, loco intento que ya había preconizado Vincent Van Gogh antes de pegarse un tiro sin necesidad de viajar a Suiza.
Como de costumbre, no pretendo volver a contar la historia de DADA ni la de Tristán Tzara/Samuel Rosenstock que se encuentra al alcance de cualquiera a poco interés que se tenga y en variados soportes virtuales o reales.
Solo pretendo un recordatorio de este descalabrante gesto de hace casi cien años (cómo pasa el tiempo Mr.Smith) y adjuntar un texto de propio Tzara, Le surréalisme et l´après-guerre, Paris 1948, de cuando DADA ya había muerto de muerte natural o artificial.

"Dada nació de una exigencia moral, de una voluntad implacable de alcanzar un absoluto moral, y del sentimiento de que el hombre(digamos ahora el ser humano y este paréntesis es mío),en el centro de todas las creaciones del espíritu, debía afirmar su preminencia sobre las nociones empobrecidas de la sustancia humana, sobre las cosas muertas y sobre los bienes mal adquiridos. Dada nació de una rebelión que entonces era común a todos los jóvenes, una rebelión que exigía una adhesión completa del individuo a las necesidades de su naturaleza, sin consideraciones para con la historia, la lógica, el Honor,la Patria, la Familia, el Arte, la Religión, la Libertad, la Fraternidad y tantas otras nociones correspondientes a necesidades humanas, pero de las cuales no subsistían más que esqueléticos convencionalismos, porque habían sido vaciadas de su contenido inicial. La frase de Descartes: No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otros hombres, la habíamos puesto como cabecera de una de nuestras publicaciones. Significaba que queríamos mirar el mundo con ojos nuevos y que queríamos reconsiderar y poner en tela de juicio la base misma de las nociones que nos habían sido impuestas por nuestros padres, para probar su justeza.

No sé si mis posibles y en todo caso amables lectores verán una cierta actualidad en este breve texto. Yo si la veo, por lo que me decido a publicar esta entrada.

viernes, 8 de enero de 2010

Mensajero del pasado


Tras la lectura del blog DUDAS RAZONABLES, de mi sobrino montevideano Jorge Barreiro
(http://jorgebarreiro.wordpress.com) cuya visita es altamente recomendable para aquellos interesados en el devenir sociopolítico de tan hermoso pais como es la República Oriental de Uruguay, cayó en mis manos hoy mismo un viejo ejemplar del diario La Nación, Buenos Aires 30 de marzo de 1939.
Y esto es tal cual, cayó en mis manos, ordenando una sobrecargada y polvorienta estantería de mi biblioteca en El Hipnal. No existe la casualidad y el destino nos conduce cada día por sus antojadizos vericuetos. La portada de dicho diario cuya imagen encabeza esta breve entrada , yo vivo de imagenes, viene como aviso del pasado y yo la tomo como premonitoria advertencia de un terrible futuro. Léala cada uno como le venga en gana y si coinciden con mi evidente y sarcástica intención, mejor.
Merece la pena ampliarla para no perder los detalles que es el lugar donde habitan los demonios.